“El proceso de montaje es una instancia de re-escritura”

Agustín Sánchez Ordóñez estudió realización audiovisual en la Escuela Provincial de Cine y Televisión de Rosario. En 2015 fue becado por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya para realizar un workshop de Dirección Cinematográfica. En paralelo a esa formación, fue consolidando un recorrido laboral vinculado a los aspectos técnicos del quehacer cinematográfico, donde resalta el proceso de montaje “como una instancia de re-escritura en la que el contacto con los materiales permite organizarlos, resignificarlos, volver a crear”. Entre sus influencias, distingue a la dupla que conforman Mariano Cohn y Gastón Duprat (autores de documentales como Yo Presidente y de largos de ficción como El hombre de al lado o El ciudadano ilustre), a quienes resalta “en todas sus facetas: cine, televisión, experimental”, como así también a Patricio Guzmán (“Sus trabajos me resultan conmovedores y fundamentales”, aunque remarca: “Sin duda el cineasta más inspirador para mí es Werner Herzog, y admiro su obra filmada así como sus libros”.

- ¿Qué mirada tenés sobre sobre el documental como práctica artística y comunicacional?

- El documental como práctica constituye un medio expresivo para abordar temas más o menos universales. Tiene una finalidad artística, y posibilita exponer diversos puntos de vista sobre la misma cosa: allí su capacidad para problematizar más allá de las búsquedas estetizantes. El trabajo del documentalista es minucioso, lo pienso como al del artesano que teje punto por punto, donde el tiempo toma otras dimensiones.

- ¿Cuál considerás es el rol del documental en un tiempo marcado por la urgencia informativa y el consumo acelerado de información?

- No creo que el documental sirva para informar, ni mucho menos para educar en términos formales. En todo caso, funciona como la posibilidad de expandir el lenguaje, la capacidad de representación y la memoria. Estos son campos simbólicos fundamentales para la construcción de identidad y cultura.

- ¿Es posible pensar en nuevos formatos en relación al documental? ¿Qué te interesaría poder desarrollar en el marco de una experiencia como la del Laboratorio Audiovisual?

- Creo que es posible pensar en nuevos formatos. Hace poco leí un slogan que decía “el soporte es el mensaje”, y fue la síntesis de lo que observo en varios autores que, quizás desde el principio del cine, han ido reversionando los formatos. Es un desafío enorme e importante de nuestro tiempo el de contar una historia con algo más, no por el hecho en sí de “un nuevo formato”, sino más bien que ese formato signifique, que haya también un sentido en el cómo. Me interesa profundizar este aspecto narrativo en todas las etapas del proceso de realización.

- En esa línea, ¿qué expectativas tenés en relación al proceso de formación que propone el Laboratorio?

- La expectativa que tengo es poder llevar a cabo la producción del documental y que el mismo se nutra de las experiencias y miradas de mis compañeras, del tutor, y de las personas que acompañan la propuesta en el Laboratorio.