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11 de Junio del 2018

Tres personajes unidos por el espacio

Tres personajes unidos por el espacio

Este viernes tendrá su estreno Frankie, documental de observación dirigido por Betania Cappato en el marco del Laboratorio 2017.

Este viernes, en el Cine América de Santa Fe, se estrena Frankie, un documental dirigido por Betania Cappato acompañada por Iván Fund en la producción ejecutiva, desarrollado en la edición 2017 del Laboratorio Audiovisual de Documental de Creación de Señal Santa Fe, una propuesta del Ministerio de Innovación y Cultura dirigida a realizadores santafesinos que busca expandir las posibilidades de creación y producción audiovisual.

Frankie es un documental de observación que transcurre en la ciudad de Santa Fe, tomando como epicentro al Centro de Observadores del Espacio (Code): allí confluyen los protagonistas de un trabajo que se vio atravesado por profundas transformaciones a lo largo del proceso del Laboratorio.

Así lo distingue Hernán Khourian, docente y realizador responsable de llevar adelante la tutoría de los cuatro proyectos que se elaboraron a lo largo del Laboratorio en su edición 2017. “En un primer momento la película proponía hacer un seguimiento a Frankie, un personaje que, desde la periferia, desde un barrio de Santa Fe, llegaba al Code. Este personaje pasaba parte de su tiempo allí, ordenaba algunos materiales, algunos libros, charlaba con la gente. El documental retrataba una especie de antihéroe. Así empezamos a trabajar el proyecto en el Laboratorio, con el seguimiento a este personaje un tanto border”.

En el transcurso del proceso de trabajo, Frankie llevó al grupo a transitar una deriva por la propia ciudad de Santa Fe. “Cuando el equipo empezó a conocerlo y a filmar, en un momento hubo un cambio en el proyecto, una apertura hacia la deriva del antihéroe que soñaba con irse a vivir a uno de esos planetas del espacio sideral. Era interesante, porque se planteaba un poco esto: un personaje y su soledad, cierto aislamiento en relación al mundo, a la ciudad, o sea un problema cinematográfico muy interesante en cuanto a la puesta en escena, ¿desde dónde y cómo incorporar al tejido social y a la propia representación del documental, a un personaje que está en los bordes?”, recuerda Khourian.

Sin embargo, el documental comenzaba a abrir nuevas puertas, por lo que Frankie terminó resultando un personaje inspirador, aunque finalmente ausente, según explica el tutor: “A veces pasa eso. En este caso tuvo mucho más pregnancia el Code como espacio simbólico, como lugar de encuentro pero ya no de este personaje, sino de otros tres personajes que habitaban ese lugar. La película muestra coralmente este vínculo de manera simbólica y poética. En este lugar que crea la película, es donde estos antihéroes en algún punto no están solos: viven en su propia galaxia,  y su función es observar los planetas (¿imaginarlos?) y la vida fuera de la tierra”.

De este modo, la película de Cappato tiene al Code como espacio de convivencia de tres personajes en apariencia disímiles: el Viejo García (un hombre de 88 años que habita en el lugar), Marcelo (un treintañero que tiene a su cargo el manejo del telescopio y la atención al público) y Noelia, la joven de veinte años que comienza a desempeñarse como asistente de García. Así, el film toma un carácter coral que no estaba contemplado en aquellos primeros pasos.

“Me parece que el Laboratorio sirve para desarmar algunos preconceptos que se arrastran en los proyectos escritos”, indica en este sentido Khourian, que concluye: “La metodología en el tiempo es observar cuáles son las tensiones de los materiales, los personajes, los espacios. Un poco para explorar esos signos que contiene cada sistema. En todo caso lo más importante es confiar en las fugas de estos proyectos, en las zonas que tienen que ver con lo que a veces queda afuera, con las preguntas, con los climas. En este caso fue muy claro: el proyecto tenía que ver con un personaje que entraba a un espacio, pero por diferentes razones el personaje fue quedando fuera de ese espacio. En ese sentido, es interesante que finalmente haya quedado su nombre en el título, una especie de homenaje que genera una fuerza invisible, un enigma, como la imagen del remolino en el río que está en la película. Y es interesante ese misterio y cómo trabajarlo dentro del documental: ¿qué hacen los personajes ahí, en este espacio? ¿por qué lo habitan sostenidos por una rutina que parece extraña? Toda esa zona misteriosa es muy sugerente, que por otro lado para otro tipo de trabajo podría causar una incertidumbre, pero en esta propuesta confirma una mirada singular sobre los otros como un espacio en común”.

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