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RÍO DE LAS CALABAZAS

Sinopsis del ciclo

Río de las calabazas explora la historia y la cultura de la ciudad de Reconquista y su región a partir de testimonios, fuentes históricas, archivos documentales y gráficos, desde los rastros de un pasado que encuentra en el presente nuevos sentidos. A partir del relato de los reconquistenses, el ciclo recorre la historia de las luchas del pueblo abipón en los tiempos de la fundación de la ciudad; las características y los modos de preservación de Jaaukanigás, un humedal de valor internacional por su extensión y biodiversidad; los carnavales que año a año llenan el corsódromo y las diferentes culturas que conviven desde el siglo XIX en la ciudad cabecera de la región noreste de la provincia de Santa Fe.

 

4 capítulos de 28 minutos / 2015 / Historia / Cultura

  • Dirección y guion: Diego Fernández
  • Producción: Paula Monasterolo, Gastón Duarte, Luciana Margherit, Luciana Chiappara, Diego Fernández
  • Coordinación de producción: Luciana Lacorazza
  • Dirección de fotografía: Gastón Duarte / Cámara: Gastón Duarte, Diego Fernández, José Farollch
  • Sonido: José Farollch, Lucas Lorenzo
  • Postproducción de imagen: Diego Fernández
  • Postproducción de sonido: Lucas Lorenzo
  • Coordinación General: Cecilia Vallina
  • Producción General: Paula Valenzuela
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Capítulos   1 2 3 4

La historia y la cultura de la ciudad de Reconquista se hilvanan en este primer capítulo de Río de las Calabazas para narrar los orígenes de los primeros habitantes del norte de la provincia de Santa Fe, en ese pequeño borde que la separa de la provincia de Chaco. Los recursos narrativos se ponen a disposición con imágenes, documentos, archivos, testimonios, ilustraciones, y la recreación de escenas de ficción desde donde recorrer la fundación, los hábitos, las costumbres y las tradiciones de los abipones, los primeros habitantes de esas tierras.

En ese recorrido, la mirada de Miguel Ahumada –un docente y dibujante de la región–, junto a un grupo de antropólogos, historiadores, escritores, docentes y dibujantes se reencuentra para desenmarañar los interrogantes alrededor de las historias de la maldición del Arroyo del Rey, la refundación de la ciudad por parte del general Obligado, los últimos enfrentamientos entre criollos e indígenas por el control de Reconquista, y la lucha de los abipones que, junto a tobas y mocovíes, le dieron batalla a los conquistadores sobre el curso de ese mismo arroyo y esa orilla: el río de las calabazas.

El segundo episodio del ciclo permite conocer el valor y la preponderancia de los humedales del norte de la provincia. La narración transcurre en el relato de David Franco, un fotógrafo que investiga las aves que habitan este humedal –que los abipones llamaron Jaaukanigás–, y en la importancia de las características y los modos de conservación de la flora y la fauna en el Paraná medio, sobre el noreste de la provincia de Santa Fe.

La preservación del agua dulce, en la narración de investigadores y especialistas, nos muestran la importancia de entornos ambientales como el Jaaukanigás, declarado como Sitio Ramsar en 2001, sobre esta margen del río Paraná: un humedal de valor internacional por su extensión y biodiversidad en el territorio.

Los oficios, en el territorio que habitaron los abipones –que se llamaban, a sí mismos, “gente del agua”– y la pesca como modo de supervivencia también prevalecen en esta serie en el detalle de la fija como método de caza y pesca del sábalo. “Me encanta la relación con el río, la naturaleza, las islas. Mi viejo siempre decía que la pesca es pan para hoy pero hambre para mañana, por eso yo encontré un modo de relacionarme con otros oficios para no vivir sólo de esto”, dice Vicente Cuevas, mientras asa un sábalo, bañado al limón, con el río y el Jaaukanigás como escenario indiscutido de su historia, su cultura y su identidad.

Patricia Gómez, cantora del norte de la provincia de Santa Fe, es la narradora principal de este tercer capítulo de Río de las Calabazas. Las tradiciones y costumbres de las diferentes comunidades de inmigrantes –“el crisol de razas”– se hilvanan en este documental con las historias de sus propios protagonistas: los nietos y bisnietos de decenas de sirios, libaneses, portugueses, italianos y españoles que desde 1880 comenzaron a llegar a caballo, en carretas o por el mismo río Paraná.

Un grupo de docentes, historiadores, arqueólogos y descendientes de esos primeros exiliados son quienes reconstruyen aquellos pasos fundacionales: el rigor del desarraigo y la pena infinita (por lo que se perdió), las dificultades por comprender la nueva lengua, la adaptación y los viejos hábitos, las nuevas costumbres, el conocimiento de la tierra, la hospitalidad y la solidaridad como marca y como forma de vida para sobrellevar toda una época.

La creación de los clubes, las sociedades de socorros mutuos y los centros culturales donde privilegiar la tradición y los rasgos más duraderos de la identidad: la cocina, la música, el arte, los dialectos. Este capítulo retrata no sólo las diferentes culturas que conviven desde el siglo XIX en Reconquista, sino también la convivencia con los pueblos originarios de estas tierras, ahora confinados en sus comunidades rurales, en un desarraigo tan similar al que padecieron aquellos primeros viajeros.

El carnaval, la fiesta pagana, el ritual previo a la cuaresma, se presenta en el cuarto y último capítulo. Los interrogantes de Yanina Miño, una periodista de un diario local, tejen las historias de las primeras comparsas –como Marumbá—y las que perduran hoy –como Piraí, Paranaíba, Gala, O Bahía– y que compiten en cada desfile por el Corsódromo para pavonear su rivalidad, anclada en las tradiciones de otras latitudes y carnavales, desde Posadas a Salvador de Bahía, en Brasil.

Las tribunas, el desfile, el público, los jurados, aparecen como personajes privilegiados de la fiesta, y se proponen en este capítulo con sus historias de duelos y fanatismos sobre la vereda de la calle General Obligado. “Los carnavales forman parte de mi vida. Pero también forman parte de la sociedad de Reconquista, de la cultura de nuestro pueblo. Uno se relaciona con gente que quizás sólo ve a fin de año. Se fortalece la amistad, la solidaridad, la confianza”, dice Carlos Marán, uno de los animadores de la comparsa Gala, remarcando la importancia de los carnavales en el destino cotidiano.

El brillo y las serpentinas de la fiesta popular –aquella de una sola noche–, desde donde oponerse a lo tradicional, lo rígido, y el baile para desbocar toda aquella alegría, se condensa con el trabajo y el esfuerzo de todo el año, en el patio de las bordadoras y las vestuaristas, en el sudor de los ensayos o en el galpón donde se construyen las carrozas y se imprimen las lentejuelas a los personajes. La misma conjunción desde donde también tejer lazos: la pertenencia a la comunidad, la calle por asalto y la fiesta desatada de los carnavales.

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