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04 de Diciembre del 2017

Las historias populares que continúan escribiéndose en un tiempo presente

Las historias populares que continúan escribiéndose en un tiempo presente

A partir del trabajo de recopilación realizado por niñas y niños de distintas escuelas, el Bestiario de las islas plasmó en papel relatos que conforman la cultura santafesina.

Las historias están en las islas, en los barrios, en la memoria popular. Las historias se modifican, ven alterados sus detalles, crecen y, en ocasiones, se esconden. Es entonces, ante su ausencia, cuando proyectos como el Bestiario de las islas permiten que las leyendas vuelvan a cobrar vida, poniendo en marcha un engranaje social clave: el del encuentro en torno al relato, en la reunión de generaciones a partir de esas historias que hacen a la cultura popular de nuestra tierra. Desde su rol de compiladoras e impulsoras del Bestiario, Cecilia Moscovich y Mariana Reyes promovieron esos encuentros a partir del trabajo entre los ministerios de Desarrollo Social e Innovación y Cultura con las escuelas primarias “Almafuerte” de La Boca, “9 de Julio” de Colastiné Norte y “Fray Castañeda” de San José del Rincón, con el “Bachillerato Popular La Vuelta del Paraguayo”, el “Centro de día Cilsa” de Alto Verde y la escuela secundaria “Omar Rupp”. Con el acompañamiento de docentes y directivos de esas instituciones, y el apoyo de los Guardianes del Río, promovieron rondas de historias que los chicos y chicas convirtieron en textos, en un proceso que se completó con la participación de estudiantes de la Escuela Provincial de Artes Visuales “Juan Mantovani”, coordinados por la profesora Lía Demichelis. Así, en noviembre de 2016 el Bestiario de las islas salió de imprenta, en una experiencia que es recorrida en Los Transmisores, y que sigue creciendo en las aulas.

Porque el Bestiario de las islas no debe pensarse en pasado: sus historias, sus páginas, siguen cobrando sentido en la sorpresa de las niñas y niños que ven ahora sus nombres en letra de imprenta. Y continúan creciendo, también, en los trabajos que los docentes llevan adelante con la comunidad escolar.

Es el caso de la escuela “9 de Julio”, de Colastiné Norte, que en junio inauguró su biblioteca con la presentación del Bestiario. “El mes anterior a la inauguración trabajamos con los chicos, y la participación de Marcela Sabio, que tiene la biblioteca popular Juglares sin Frontera y que, tomando como punto de partida al Bestiario, inventó una historia con personajes del libro y otros del cotidiano de los chicos --recuerda la directora Natalia Loponeski--. Marcela estuvo contándoles ese cuento y los chicos hicieron producciones artísticas. Fue todo muy significativo, porque partían de la base de un libro escrito por ellos mismos cuando estaban en el jardín”.

Con la participación comprometida de la docente Carla Rusciti, el Bestiario ya había funcionado como eje de trabajo unos meses antes, a partir del vínculo con las familias. “El año pasado empezamos a trabajar con los papás en la capacitación para favorecer el diálogo intercultural. En ese marco empezaron a contar historias los papás. Después aparece el Bestiario, que es ver plasmado por escrito un cotidiano de historias de la gente”, distingue la directora.

En la escuela “Francisco de Castañeda” de San José del Rincón, el Bestiario se convirtió también en un material de trabajo permanente, a partir de su utilización en el proyecto de Fortalecimiento de Trayectorias Escolares. “Es un programa que prioriza la alfabetización, y muchos docentes, de 1º a 7º grado, utilizaron el libro para trabajar como punto de partida y desarrollo de las actividades”, explica Ana Castro, actual vicedirectora de la institución, y que participó del proyecto del Bestiario cuando en 2015 se desempeñaba como profesora de Plástica.

Para aquellos que culminaron su paso por esa escuela primaria, la posibilidad de reencontrarse con la obra publicada resultó altamente significativa. “Un día me encontré con una nena que había participado del proyecto, le conté que se había editado, la nena vio el libro y se emocionó mucho. 'Mire seño, mi nombre aparece en un libro, ¡estoy emocionada!', me dijo. Eso es algo muy lindo, que también nos pasó con algunas docentes. Eso tiene un gran impacto en la comunidad”, recuerda Castro.

Y concluye: “Pasan muchas cosas que en la vorágine diaria se pierden. Esto es algo que fue y volvió: cuando llegó el libro se vio algo realizado. El día que trabajamos acá en la presentación del libro, que se los mostramos, hicimos hincapié en la posibilidad de realización de las cosas, del deseo, de los sueños. Mariana y Cecilia vinieron con el proyecto del Bestiario pensando en algo que querían hacer, sin saber si podía realizarse, pero se pudo concretar, no sólo porque estaba el deseo sino también las ganas. Las realidades de los chicos son tan vulnerables, que ven como algo muy difícil, casi imposible, tener un deseo, un sueño, y que se concrete. La presencia del libro hace como un despertar. Hay una vinculación muy fuerte con el contexto, con las historias, con la propuesta que trajeron las chicas para desarrollar. Sobre todo porque el libro representa una tradición que está como velada. Por eso la apropiación del tema fue buenísima para que los docentes puedan seguir trabajando. El lugar que ocupa en su vida este paisaje, las actividades que hacen sus padres o ellos mismos, esa esencia del libro, que está pura y exclusivamente relacionada con el lugar, es algo que prima, que está en sus orígenes”.

 

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