Un ciclo de cuatro capítulos sobre las historias de un grupo de vecinos de Totoras, Correa, San Justo y San Javier, beneficiarios de los programas que lleva adelante la Secretaría de Estado de Hábitat de la provincia de Santa Fe. Vecinos nos acerca a hombres y mujeres durante el proceso de construcción de sus nuevas casas, junto a sus familias, desde sus proyectos, trabajos e ilusiones, compartiendo con ellos lo que dejan, lo que llevan y lo que vendrá.
4 capítulos de 28 minutos / 2014 / Cultura / Hábitat / Sociedad
El primer capítulo de Vecinos narra las historias de una decena de familias y la construcción de sus viviendas a partir de un programa de gobierno que llevó adelante la Secretaría de Estado de Hábitat de la provincia de Santa Fe. Es justamente ese hábitat, como uno de los derechos básicos y universales, el que se pone de manifiesto en este grupo de personas que, hasta este momento, alquilaban o se arremolinaban con otros parientes. “Soñaba con una casa. Siempre. No sabía cuándo pero tenía la esperanza. Nunca se daba. Nosotros no podíamos hacerla porque es muy caro”, dice Yacquelina, ahora, con esperanza.
La vida cotidiana de una mujer que trabaja en un kiosko, un pastor que predica en una congregación y una cartonera con sus nueve hijos se tejen en este recorrido entre los nuevos habitantes de la calle San Roque. “Me imagino mi casa con un buen parrillero al fondo. Y un quincho”, se ríe César Torres. La búsqueda y el acceso a una vivienda –digna– se transforma, de este modo, en un espacio insoslayable desde donde trabajar, ilusionarse, cambiar de sitio y, también, de hábitos.
Los recursos narrativos del ciclo se ponen a disposición para describir tanto la construcción como la transformación de las identidades de este grupo de vecinos de un barrio, El Tigre, en San Justo, en el norte de Santa Fe, a orillas del río Salado.
El segundo capítulo de Vecinos recorre las historias de los habitantes de una comunidad de origen mocoví, en el norte de Santa Fe. El documental aborda no sólo la construcción de las viviendas: también las batallas por preservar una identidad común, en el mismo territorio donde sus ancestros, cien años antes, la defendieron cuerpo a cuerpo. El trabajo sobre la tierra, el aprendizaje de los oficios, los cambios que trajo aparejados el río –y sus inundaciones–, la búsqueda de una cultura y el espacio común se funden en este capítulo con los ladrillos, los materiales y las herramientas desde donde constituir no sólo una identidad –móvil, cambiante– sino también el modo de asirla en comunidad.
Los protagonistas de Colonia Francesa tienen rostros, historias y tradiciones: desde Jorge, el actual presidente de la comunidad, hasta Santa, una mujer que todos los sábados por la tarde le sirve la merienda a los niños de la barriada, cuyos relatos se hilvanan con las vidas de un constructor, un carpintero y una almacenera que forman parte de las 31 familias que integran la comunidad mocoví de San Javier. La misma comunidad que ahora llama “las casas viejas” a esos pequeños ranchos de paja y barro. La misma que, ahora, levantará quince nuevas de ladrillos, firmes, como las tradiciones que los albergan.
Los habitantes del barrio Falucho, de Totoras, en el sur de la provincia de Santa Fe, narran en la construcción y relocalización de sus viviendas a partir del programa de la Secretaría de Estado de Hábitat. El grupo de familias, que había levantado sus casas sobre las vías del ferrocarril, tuvo que trasladarse a un nuevo predio. El documental describe, justamente, el proceso de construcción de sus viviendas en los terrenos reasignados. “Me voy a llevar el televisor, el ropero, la cocina. Después, todo lo otro, no sé, compraré algo nuevo”, se ilusiona Emiliano.
Las historias de vida de Emiliano Sosa –y sus paseos por el barrio–; de Olga y José, inmigrantes de Vera; y la lucha diaria de Claudia y su pequeño hijo, se desgranan en este capítulo con los recuerdos, las imágenes y los álbumes familiares desde donde la propia identidad se pone en vilo como una marca que desenmarañar lejos del ruido del tren. “Yo siempre quise tener mi casa”, explica Olga, que pedalea en su bicicleta mientras reparte el pan casero que hornea todas las mañanas, y concluye: “Es lindo porque uno está haciendo algo que es para toda la vida. A veces tanta lucha vale la pena”.
El barrio Norte, en Correa, es el escenario donde se dibujan las historias de vida de los habitantes de esta localidad del sur de la provincia de Santa Fe. Este capítulo de Vecinos narra la construcción de las casas, las vicisitudes y las luchas diarias de estas catorce familias que, hoy, piensan cómo llamar a su nuevo barrio.
La identidad, las tradiciones y las labores de esta población se entretejen con la vida de Rosalía, una mujer que trabaja como encargada de control de calidad de un frigorífico; en Luis, a cargo de la limpieza de las calles de Correa; y también con Sandra, que vivió siempre en el viejo barrio, en la casa de adobe que levantaron sus abuelos, y que se cruza en estas calles con sus recuerdos, sus anhelos y el deseo de una vida singularmente mejor. “En mi casa nueva voy a tener un aparador lleno de fotos y de dibujos de mis hijos, como tengo también ahora. Y en mi habitación también voy a tener un pedazo de mi pared con todos sus dibujitos pegados”, dice Rosalía, ilusionada sobre todo lo que piensa desempolvar en su nueva morada.
