Un grupo de estudiantes y una docente de una escuela de Melincué, localidad del sur de la provincia de Santa Fe, comienzan una investigación para identificar el nombre de dos cuerpos enterrados en el cementerio local. Finalmente, descubren que se trata de Yves Domergue y su pareja, Cristina Cialceta, asesinados en 1976 y abandonados en un campo de aquella zona. En esta serie de cuatro capítulos, Eric Domergue, hermano de Yves, recorre los lugares y entrevista a las personas involucradas en el caso. La investigación en el ámbito escolar resulta el puntapié inicial que pone en movimiento a sus principales protagonistas, quienes, en definitiva, contribuyen a la resolución del caso. El ciclo fue dirigido por Lorena Muñoz y coproducido con el Canal Encuentro.
4 capítulos de 28 minutos / 2011 / Derechos Humanos / Política / Sociedad
El primer capítulo del ciclo reconstruye la historia de una familia numerosa, la Domergue, donde creció Yves como hermano mayor, y el recuerdo de sus padres y sus hijos menores. “Hablar de Yves es decir una compañía permanente, porque desde siempre estuvimos muy pegados, por el afecto y también por la afinidad (al ser una familia tan numerosa). Son los recuerdos de una infancia muy feliz”, dice su hermano Eric.
Brigitte, en cambio, rememora la llegada de la familia a la Argentina, en barco, en 1959, y cómo “Yves siempre era muy serio, muy responsable y juicioso; y Eric, por contraparte, era muy risueño y travieso”. Recuerda además sus primeros tiempos en la universidad, la militancia y el compromiso social y político, en medio de una familia de clase media acomodada del barrio de Núñez que en 1974 tuvo que volver a Francia, después de quince años de residir en Buenos Aires, por “un despertar ideológico que no se correspondía con el mensaje de la familia o los padres”.
En este segundo capítulo, Eric Domergue, el hermano menor de Yves, reconstruye las voces y las miradas de los principales amigos y compañeros de militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) –como la periodista y escritora María Seoane–. El descubrimiento y el asombro por parte de sus familiares de la presencia de una compañera, Cristina Cialceta, permite también la reconstrucción de la historia de amor y de militancia, matizadas con el ansia de responsabilidad, la juventud y energía de esta pareja.
“Ahora viajo al lugar donde comenzó esta historia de amor entre Yves y Cristina, la ciudad de Rosario, tras la historia de la compañera de mi hermano, a quien nunca conocí”, relata Eric. Por su parte, Analía Saint Girons, amiga de Cristina, la define: “Era muy apasionada, muy divertida, muy llena de vida. Un carácter terrible, pero una guerrera”.
El capítulo también recorre el camino que iniciaron los padres de Yves tras su desaparición cerca del Batallón de Comunicaciones 601, en la ciudad de Rosario, con la denuncia en los organismos internacionales y los medios de comunicación. Una marcha que, cada jueves, se repitió por años frente a la Embajada Argentina de París con diferentes organizaciones de derechos humanos para reclamar por los secuestros y las desapariciones. “Yo sólo pedía que si mi hijo había hecho algo malo, que hicieran un juicio, con abogado, y le dieran una condena, pero no que fuera un desaparecido”, dice su padre, ahora, frente a las cámaras.
La aparición de dos cadáveres, acribillados, en Melincué se teje con los rumores y las sospechas de sus pobladoras desde hace más de cuarenta años. “Aquí siempre se comenta, eran una pareja, pero no se sabía nada de dónde habían venido... eso de aquello de pueblo chico, infierno grande”, dice uno de los vecinos.
En este nuevo capítulo de El caso Melincué, Eric Domergue, el hermano menor de Yves, llega a Escuela Nacional de Comercio N° 425 “Pablo Pizzurno” para conocer el trabajo de investigación que realizaron los docentes y los alumnos sobre los cuerpos NN que fueron encontrados en el cementerio local. Los testimonios de estos jóvenes se hilvanan con la búsqueda desesperada de esta familia –que llevó décadas de desesperanza y olvido–, y que finalmente encuentra consuelo.
Un trabajo práctico sobre los Derechos Humanos, en una materia de Formación Ética y Ciudadana, es el puntapié inicial, en 2003, para el inicio de esta historia cuando los alumnos cursaban su quinto año, entre los 17 y 18 años, junto con la docente Juliana Cagrandi y la directora de este establecimiento, María Farioli. Esa búsqueda se contrapone con la edad de los militantes en el momento de su muerte y la llegada de Eric, el hermano de Yves, para conocer a los estudiantes.
“Nosotros no queremos que, como jóvenes, estas tragedias vuelvan a ocurrir nunca más”, dicen los alumnos, frente a Eric, quien buscó a su hermano durante 34 años y que, ahora, logra identificarlo en el cementerio local, junto a su pareja Cristina Cialceta, después de ser encontrados en un campo de esa región y enterrados como NN. “No pudieron estar juntos en la vida, pero estuvieron en el amor toda la muerte”, concluye la amiga de Cristina, Alicia Saint Girons.
El último capítulo de El caso Melincué recorre los testimonios de los docentes y los alumnos de la Escuela Nacional de Comercio N° 425 “Pablo Pizzurno” y su trabajo práctico del tercer año del Polimodal. “Yo les digo, más allá del trabajo en el aula, que quizás estos cuerpos son de dos jóvenes y que sus padres o sus hermanos todavía, y después de mucho tiempo, los buscan”, dice la docente Juliana Cagrandi sobre la investigación que llevó adelante junto a sus estudiantes.
Las voces de los funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, como Gustavo González, Alejandra Romero Nickilson y Lucas Ábalos, y la información que corre sobre fines de 2008 sobre estos cuerpos, enterrados como NN el cementerio local, dan algunas pistas sobre su paradero y también sobre su identidad.
La presentación judicial, la investigación de los fiscales, los testimonios de distintos testigos para reabrir la causa, el cerco sobre el perímetro en el área donde se encontraron los restos, la excavación y exhumación de los cadáveres por parte del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), y el análisis de los datos genéticos para dar con sus familiares son algunos de los procedimientos que tuvieron que sortear para lograr la identidad de estos jóvenes tras 34 años, con la colaboración de los miembros del EEAF Carlos Somigliana y Pablo Gallo.
También recorre el capítulo la presencia del Fiscal Federal Gonzalo Stara, que sumó todas estas informaciones a un expediente, el de la denominada causa Díaz Bessone, que tramitó en el Tribunal Oral Federal N°2 de Rosario. El mismo juicio donde Eric Domergue prestó su testimonio el 1 de marzo de 2011 para determinar la identificación y la condena de los culpables de los secuestros, desaparición y muerte de su hermano Yves y de su compañera Cristina Cialceta. “Este trabajo, que surgió en una escuela, y fue cooperativo, demuestra que a partir de la educación muchas cosas pueden cambiar. Yo digo que el conocimiento nos hace libres: a partir de lo que los chicos vivieron y conocieron podrán elegir, en un futuro, también de otro modo”, concluye la docente Juliana Cagrandi.